jueves, 22 de noviembre de 2007

CLASES DE CONVIVENCIA




CONVIVENCIA FAMILIAR

Cada familia es única e irrepetible, y tiene características que permiten comprender sus normas de convivencia y funcionamiento.

Cuando una pareja decide unirse, establece pautas de comportamiento en común, así como una serie de normas que les dan un estilo de convivencia propio.1

Algunas de estas normas o reglas son explícitas y otras implícitas. En el mejor de los casos las establecen a través de pláticas en las que se ponen de acuerdo para organizarse, definir horarios, disciplina y obligaciones, determinar aspectos que consideran problemáticos y cómo piensan que los pueden resolver, e incluso adelantan la forma en la que educarán a sus hijos.

Ésta es una situación que pocas veces se da en la realidad, lo más común es que estas reglas surjan espontáneamente aportadas por la experiencia que cada uno de los miembros de la pareja ha tenido con su familia de origen y combinadas con las expectativas que desean para su vida en común.

Como cada uno se crió en hogares diferentes que a su vez tuvieron sus propias reglas y modos de organización, los miembros de la pareja piensa que “así es la vida” y lo que ellos vivieron es lo “normal”, por ello actúan conforme a esta convicción y esperan del otro reacciones semejantes a lo que sucedía en su familia.

De esto se desprende que deben negociar y combinar expectativas para convivir juntos, construyendo un estilo familiar propio, con la amalgama de reglas y estilos de ambos cónyuges.




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